Educación de los hij@s
El cambio que vivimos actualmente en nuestra sociedad también supone un cambio en la educación de los hij@s.
El niñ@ en primer lugar necesita afecto , reconocimiento, atención, respeto para sentirse aceptados y valorados. Trasmitirle todos estos sentimientos a través de manifestaciones de amor y cariño tales como los abrazos, compartiendo actividades, juegos y conversaciones.
L@s niñ@s necesitan tener límites claros y seguros para obtener un comportamiento apropiado. Los límites tienen que establecerse por los dos padres o cuidadores primarios en común acuerdo y nunca poner en tela de juicio ningún límite delante del niñ@. Dichos límites deben de formarse según las necesidades del hij@.
Es primordial que el niñ@ obtenga consecuencias como premios o consecuencias negativos según los comportamientos que manifieste. Al obtener consecuencias tanto negativas como positivas debido a la manifestación de sus comportamientos aprenderá que la llamada de atención no será tan efectiva como los negativos en ausencia de premios, ya que muchos niñ@s consideran como única forma de obtener la atención de sus cuidadores el mal comportamiento.
Es necesario ser consecuente con los premios o consecuencias negativas. Las consecuencias tienen que ser directas, seguras, en un periodo corto de tiempo y adecuadas según la edad del niño. Y siempre debe llevarse a cabo los límites establecidos.
No se trata de ser totalmente firme o autoritario ni tampoco pasar al extremo de la permisividad, pero si la flexibilidad a través de una conducta democrática.
Es necesario abrir la comunicación más plena según la edad, solemos decir lo que no se puede hacer pero pocas veces acompañadas de la expresión de las emociones. Darle importancia al qué y al cómo. A través de ese entendimiento se producirá un acercamiento más pleno y más rico. Ofreciendo al niñ@ la información que puede recibir, con naturalidad, un tono adecuado, brindando siempre el apoyo emocional necesario.
El niñ@ en primer lugar necesita afecto , reconocimiento, atención, respeto para sentirse aceptados y valorados. Trasmitirle todos estos sentimientos a través de manifestaciones de amor y cariño tales como los abrazos, compartiendo actividades, juegos y conversaciones.
L@s niñ@s necesitan tener límites claros y seguros para obtener un comportamiento apropiado. Los límites tienen que establecerse por los dos padres o cuidadores primarios en común acuerdo y nunca poner en tela de juicio ningún límite delante del niñ@. Dichos límites deben de formarse según las necesidades del hij@.
Es primordial que el niñ@ obtenga consecuencias como premios o consecuencias negativos según los comportamientos que manifieste. Al obtener consecuencias tanto negativas como positivas debido a la manifestación de sus comportamientos aprenderá que la llamada de atención no será tan efectiva como los negativos en ausencia de premios, ya que muchos niñ@s consideran como única forma de obtener la atención de sus cuidadores el mal comportamiento.
Es necesario ser consecuente con los premios o consecuencias negativas. Las consecuencias tienen que ser directas, seguras, en un periodo corto de tiempo y adecuadas según la edad del niño. Y siempre debe llevarse a cabo los límites establecidos.
No se trata de ser totalmente firme o autoritario ni tampoco pasar al extremo de la permisividad, pero si la flexibilidad a través de una conducta democrática.
Es necesario abrir la comunicación más plena según la edad, solemos decir lo que no se puede hacer pero pocas veces acompañadas de la expresión de las emociones. Darle importancia al qué y al cómo. A través de ese entendimiento se producirá un acercamiento más pleno y más rico. Ofreciendo al niñ@ la información que puede recibir, con naturalidad, un tono adecuado, brindando siempre el apoyo emocional necesario.
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